La vida es lo que te está pasando ahora, en este preciso momento. No es lo que te pasó ayer, no es lo que te pasará mañana. La vida es presente. No puedes vivir el futuro, no puedes vivir el pasado.
La vida no es algo a lo que llegarás más adelante, no es ni un lugar, ni una situación, ni un momento futuro. La vida es lo que tienes aquí y ahora. No puede ser de otra forma.
La memoria sobre lo que has vivido no es lo que has vivido. Recuerdas en el presente, en el ahora. No recuerdas en el pasado. Recuerdas y al hacerlo estás aquí, reconstruyendo lo que crees que has vivido, y esa reconstrucción la elaboras aquí y ahora. No vas a ningún lugar que no sea el aquí y el ahora.
Ni al imaginar el futuro vas al futuro, ni al imaginar el pasado (lo que llamas recordar), vas al pasado. Estás en el aquí.
Durante demasiado tiempo he vivido persiguiendo la ilusión del progreso. He pensado que tal cosa existía y no he sido capaz de ver la ilusión de mi mente que, en búsqueda de una cierta seguridad psicológica me ha lanzado a la aventura desquiciada de perseguir un espejismo.
El progreso de uno mismo no existe. Tú eres perfecto así como eres. Siempre lo has sido.
No existe la seguridad psicológica. Su búsqueda misma es ya una trampa que implica miedo. Miedo a no conseguirla, temor a no lograrla. Pero la seguridad psicológica es una ilusión. Un lugar en el que supuestamente uno logrará la paz y la felicidad. Eso no existe. No hay un lugar tal. La paz y la felicidad están aquí y ahora. No están en un supuesto mañana, ni en el recuerdo imaginado de un pasado.
El joven que dibuja griffitis en las paredes de sus vecinos, el adolescente que hace culturismo y artes marciales, la joven que gasta el dinero que sus padres no tienen en los últimos complementos que la industria de la moda ponen en su mente, el adulto que se endeuda para comprar un deportivo que pagará durante muchos años, la mujer que se opera una y otra vez... todos ellos tienen en común una cierta búsqueda de un estado mejor, un estado psicológico en el que estarán mejor, más seguros, más realizados, más aceptados por su entorno... todo esto es una ilusión. Tal estado está creado y proyectado por una mente insegura que no se conoce lo suficiente como para entender este tipo de trampa.
La inseguridad del hombre ante el ambiente es lógica. La mayoría de los animales están biológicamente adaptados para sobrevivir en un entorno específico en el que se desarrollan. El águila tiene zarpas y un pico curvado, el conejo unas largas orejas y unas ágiles patas impulsoras, pero el hombre no tiene mucho, en su fisiología, para hacer frente al entorno. No tiene un exoesqueleto que le proteja como a un cangrejo, no es más veloz que un conejo, ni más fuerte que un oso, no tiene la vista de un halcón, ni salta como una rana... el hombre necesita del artificio para sobrevivir y así la cultura es, en cierto modo, una recopilación de conocimientos sobre cómo sobrevivir utilizando el artificio.
Sabemos que moriremos, que somos agua, que nos oxidamos con cada respiración. Vemos como mueren otras personas e imaginamos cual es nuestro destino. ¿Pero qué es lo que muere? Evidentemente el cuerpo perece, se degrada, envejece...
En el proceso de convertirnos en personas, los humanos creamos en nuestras mentes una ilusión. En un proceso artificial nos identificamos con nuestro pasado. Somos nuestra experiencia, aquello que hemos vivido. El conjunto de nuestros recuerdos.
Así, si un día pierdes la memoria dejas de ser tú. Sin tu memoria nada eres. Sí, eres, pero no sabes lo que eres. Eso que deja de ser al perder la memoria es el Yo, la identidad que construyes a lo largo de tu vida y que en nuestra cultura toma un protagonismo principal. Ese Yo que es una creación de tu mente, que es el pasado, se apodera de la mayoría de tus decisiones. No quieres morir... y eso que no quiere morir es una creación de tu mente.
Uno de los mecanismos a través del cual hacemos frente a esta fragilidad es la búsqueda de la seguridad psicológica. Esa búsqueda es algo que atrapa a la mayoría de personas de tu alrededor y posiblemente también a ti. Este proceso nos lanza por el sendero del "llegar a ser": en cierto momento, cuando algo pase, cuando consigas cierto conjunto de cosas, llegarás a ser una persona mejor, más segura y más feliz.
Eso no pasará. Lo que es más probable es que, esta preocupación por llegar a ser te aparte de lo que es, que esta búsqueda de seguridad no te permita disfrutar plenamente de lo que eres ya. Si no descubres que eres perfecto tal como eres, que no llegarás a ser más perfecto que ahora, es probable que te evadas de lo único que puedes vivir que es el aquí y el ahora.
Quizás tu presente no es como a ti te gustaría que fuera, pero eso no significa que no puedas ser feliz en él. No puedes ser feliz en un lugar que no sea el presente porqué vivirás siempre aquí. Jamás llegarás a experimentar lo que es el futuro, el futuro solamente puedes imaginarlo pero tienes que vivirlo como presente.
Ahora estás en el futuro de lo que en su día fue tu vida, pero solamente puedes vivir aquí como en el presente.
Tu pasado no regresará jamás. No es un lugar al que puedas ir... es más bien una ilusión que reconstruyes en tu mente.
Para descubrir lo que eres, tienes que dejar de querer ser una cosa diferente. Eres lo que eres. Mientras quieras ser una cosa distinta estarás huyendo de ti.
Mi propuesta es que te des permiso para descubrir quién eres, y así entender los mecanismos a través de los cuales te haces sufrir.
vC
Magníficas reflexiones... He aprendido con los años a aceptarme. No he tardado demasiado... sólo 40 años. Me miro y sé quién soy y lo que puedo ser. El pasado sólo me ha dado las piedras sobre las que pisar y gracias a los dioses ha quedado atrás para siempre.
ResponderEliminarBesos miles, Lisset. :DDD
Y me haces pensar, a veces, demasiado.
ResponderEliminarTendría que mirarme y remirarme un poco (mucho) por dentro.
Besos
Cita
Hola Lis... Lo mires por donde lo mires, del derecho o del revés, solo existe AHORA. Y ya se esfumó para ser otro AHORA. Da incluso vértigo pensarlo... Y estos ahoras que configuran el presente se viven o o pasan porque a veces no se suelta el lastre necesario del pasado. Estoy de acuerdo con la Mari de Chambao cuando canta "No vale la pena andar por andar..." Todos, más o menos , tenemos un objetivo. Pero no deja de ser un futurible. Y nos puede engullir de tal manera que podemos perder la sensación ...grata y feliz sensación (o no...a veces hay rachas)de ser hoy y ahora.
ResponderEliminarGracias por el post, Lisset.
Un beso
Quizá en esa incertidumbre del ahora habite la mejor constatación de que estamos vivos: de que amamos, lloramos, reímos, ganamos, perdermos, nos hundimos y nos volvemos a levantar. Ese miedo a volver a interntarlo, ese miedo a perder. Sufrir, temer no es más que la otra cara de la vida; amar, ser feliz, sonreír.
ResponderEliminarQuizá esa incertidumbre sea la manera más real de saber a quién estoy amando intensamente, porque esa incertidumbre es la que le da la medida a mi circunstancia pasajera. La incertidumbre me convierte en vital. Y por ello, sé que mi vida es misteriosa, arrebatada, profunda y vital. Por culpa de la incertidumbre. Esa que me hace abrazar al presente como mi mayor tesoro.
Un abrazo Lisset. Estoy.
Es cierto que se debe vivir el presente, pero no por ellose deben olvidar los errores del pasado y dejar de tratar de cometerlos en el futuro.
ResponderEliminarEs lo que vulgarmente(pero de forma condensada y contundente) se expresa en el dicho: "Hay que estar al caldo y a las tajadas".
Saludos.
Gracias a todos. Opino que el hoy es el mejor regalo y que tal como dice Juan Carlos, no es que por ello haya que olvidar el pasado pero solamente llevarlo como referencia de que ese pasado nos ha hecho quienes somos hoy pero no se puede vivir en él, ni en el futuro soñado. Somos hoy, por encima de todas las cosas y hoy, hay que intentar ser lo más felices que podamos. Un abrazo con olor a azahar, que la primavera llegó.
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